Colchones infantiles contienen químicos que afectan el desarrollo cerebral

La calidad del sueño es un aspecto crucial en el desarrollo de los niños, pero ¿qué sucede cuando el entorno donde duermen no es tan seguro como creemos? Investigaciones recientes han revelado que los colchones infantiles pueden albergar sustancias químicas que afectan la salud cerebral y hormonal de los más pequeños. En este artículo, exploraremos los hallazgos de estos estudios, el impacto de estas sustancias y cómo las familias pueden tomar medidas para proteger a sus hijos.

Índice de contenidos
  1. Exposición invisible del sueño: ¿qué hay en el aire junto al colchón?
  2. Un experimento realista con consecuencias alarmantes
  3. Sustancias encontradas y sus implicaciones para la salud
  4. El papel de la regulación: vacíos legales y certificaciones dudosas
  5. Consejos prácticos para familias que quieren reducir riesgos
  6. Un entorno donde se duerme, pero también se respira y se absorbe
  7. Referencias

Exposición invisible del sueño: ¿qué hay en el aire junto al colchón?

Investigaciones lideradas por la Universidad de Toronto han puesto de manifiesto que muchos colchones infantiles emiten compuestos químicos peligrosos. Estos compuestos, conocidos como compuestos orgánicos semivolátiles (SVOCs), son especialmente preocupantes debido a la elevada concentración a la que están expuestos los niños mientras duermen. Entre ellos, se encuentran los ftalatos, utilizados comúnmente como plastificantes, y los retardantes de llama, que se incorporan a los materiales de los colchones.

Un hallazgo significativo es que los niveles de estas sustancias son mucho más elevados en el microambiente de sueño, que incluye el colchón, la ropa de cama y los juguetes cercanos, en comparación con el resto del dormitorio. Este entorno, en el que los niños pasan tantas horas, se convierte en una fuente potencial de exposición a químicos dañinos.

Los autores del estudio destacan que el aire en el microambiente de sueño puede contener una amplia variedad de químicos nocivos, incluyendo compuestos orgánicos volátiles y contaminantes biológicos.

Un experimento realista con consecuencias alarmantes

Para investigar más a fondo, los científicos llevaron a cabo un experimento en el que compraron 16 colchones nuevos y simularon condiciones de uso infantil. Esto implicó replicar el calor corporal y el peso de un niño, lo que resultó en un aumento significativo en la emisión de SVOCs.

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Los resultados mostraron que, al aplicar calor y peso, las emisiones de varios compuestos químicos se incrementaron notablemente. Algunos de estos compuestos eran indetectables a temperatura ambiente, pero se liberaban en mayores cantidades bajo condiciones simuladas de sueño.

Este enfoque es esencial, ya que los niños de hasta 4 años pasan hasta 18 horas al día en este entorno, respirando más rápido que los adultos y teniendo una piel más permeable, lo que los hace más vulnerables a estas sustancias químicas.

Sustancias encontradas y sus implicaciones para la salud

Los investigadores identificaron un total de 21 SVOCs en los colchones analizados, entre los cuales se encuentran:

  • Ftalatos: como DiNP y DiBP.
  • Retardantes de llama: como TCEP y TCPP, que están restringidos en ciertos productos infantiles.
  • Filtros UV: como benzofenonas y salicilatos, que podrían actuar como disruptores endocrinos.

Particularmente preocupante fue la concentración de TCEP, que alcanzó niveles de 9000 mg/kg en la espuma de un colchón, a pesar de estar prohibido en Canadá para productos destinados a niños menores de 3 años. Estos hallazgos resaltan la necesidad de una regulación más estricta en este ámbito.

El papel de la regulación: vacíos legales y certificaciones dudosas

Uno de los aspectos más alarmantes de este estudio es que muchos colchones contienen sustancias químicas en niveles que superan los límites permitidos en juguetes, pero que no están regulados en colchones. Esto pone de manifiesto un vacío legal que deja a las familias expuestas a riesgos innecesarios.

Los investigadores advierten que las certificaciones ecológicas no siempre son garantía de seguridad. En uno de los casos analizados, un colchón con certificación contenía DnOP en niveles que no cumplían con los estándares regulatorios. Además, la composición química puede variar entre colchones del mismo modelo, lo que añade otra capa de incertidumbre para los consumidores.

Consejos prácticos para familias que quieren reducir riesgos

A pesar de que los resultados del estudio son preocupantes, hay varias acciones que las familias pueden tomar para mitigar estos riesgos:

  • Reduce objetos en la cama: Minimiza la cantidad de almohadas y juguetes en la cama del niño.
  • Lavado frecuente: Lava la ropa de cama y la ropa del niño regularmente para eliminar residuos químicos.
  • Opta por tejidos naturales: Elige sábanas y fundas de algodón orgánico o lino, que tienden a ser menos tratados con productos químicos.
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Los autores del estudio enfatizan que la ropa de cama y la ropa infantil pueden actuar como una barrera protectora, especialmente si se mantienen limpias y se utilizan tejidos menos procesados.

Un entorno donde se duerme, pero también se respira y se absorbe

Estas investigaciones están llamando la atención sobre un aspecto cotidiano que a menudo se pasa por alto: la cama infantil. Dormir debería ser un acto seguro, pero la exposición a compuestos tóxicos puede tener consecuencias a largo plazo en el desarrollo de los niños.

La exposición acumulativa a estos químicos durante los primeros años de vida puede tener efectos duraderos en la salud. Como concluyen los investigadores, es fundamental que los fabricantes mejoren la vigilancia de sus productos para evitar la inclusión de sustancias químicas innecesarias y peligrosas.

Las recomendaciones son claras: se debe restringir el uso de SVOCs innecesarios, exigir un etiquetado transparente y garantizar que las certificaciones respondan a criterios científicos actualizados.

Para más información sobre este importante tema, puedes ver el siguiente video que aborda la relación entre los colchones y los químicos que podrían afectar a los niños:

Referencias

  • Sara Vaezafshar, Sylvia Wolk, Kayla Simpson, Razegheh Akhbarizadeh, Arlene Blum, Liisa M. Jantunen, Miriam L. Diamond. Are Sleeping Children Exposed to Plasticizers, Flame Retardants, and UV-Filters from Their Mattresses? Environmental Science & Technology (2025). DOI: 10.1021/acs.est.5c03560.
  • Sara Vaezafshar, Sylvia Wolk, Victoria H. Arrandale, Roxana Sühring, Erica Phipps, Liisa M. Jantunen, Miriam L. Diamond. Young Children’s Exposure to Chemicals of Concern in Their Sleeping Environment: An In-Home Study. Environmental Science & Technology Letters (2025). DOI: 10.1021/acs.estlett.5c00051.

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