La lactancia materna es un proceso biológico esencial que no solo nutre a los recién nacidos, sino que también implica una serie de complejas adaptaciones fisiológicas en el cuerpo de la madre. Un reciente estudio ha desvelado cómo el cerebro regula estos cambios, ajustando el metabolismo para asegurar una producción óptima de leche. A continuación, exploraremos en profundidad los hallazgos científicos que demuestran la conexión entre el cerebro, las hormonas y la lactancia.
Cómo el cerebro influye en la producción de leche
Durante la lactancia, los niveles de estrógeno disminuyen mientras que los de prolactina, la hormona clave para la producción de leche, aumentan. Este cambio hormonal crea un entorno fisiológico que favorece la conservación de energía, lo cual es crucial para que la madre pueda producir leche de manera eficiente. Sin embargo, los mecanismos neuronales que orquestan estos cambios no estaban completamente entendidos hasta ahora.
Un estudio publicado en Nature Metabolism ha identificado un mecanismo cerebral crucial que permite a las madres lactantes sostener la producción de leche. Este trabajo, realizado por un equipo internacional, revela que la lactancia inhibe una señal estrogénica en el hipotálamo, lo que resulta en un aumento de la prolactina y diversas adaptaciones metabólicas.
La desconexión de una vía hormonal cambia todo
Para entender el papel de las neuronas en este proceso, los investigadores llevaron a cabo manipulaciones genéticas y optogenéticas en ratonas. Cuando se eliminaron los receptores de estrógeno alfa (ERα) en hembras vírgenes, estas presentaron una fisiología similar a la de la lactancia: aumento en el consumo de alimentos, mayor producción de prolactina y una reducción en la quema de grasa.
Por otro lado, al activar las neuronas ERα en hembras lactantes, se observó una disminución en los niveles de prolactina, un descenso en el apetito y la reactivación de la termogénesis. Esto confirma que estas neuronas regulan activamente tres pilares metabólicos clave durante la lactancia:
- Producción hormonal
- Apetito
- Gasto calórico
Este descubrimiento cambia la comprensión de cómo actúa el estrógeno sobre la prolactina, sugiriendo que también interviene indirectamente al activar neuronas hipotalámicas que suprimen su producción.
Adaptaciones energéticas orquestadas desde el cerebro
Las neuronas implicadas en este proceso se encuentran en dos áreas específicas del hipotálamo: el núcleo arcuato y la región ventrolateral del hipotálamo ventromedial (vlVMH). Estas regiones son reconocidas por su papel en la regulación del metabolismo, la alimentación y el equilibrio energético. Durante la lactancia, estas áreas muestran una marcada supresión neuronal, permitiendo que se mantengan altos niveles de prolactina y que la madre adapte su consumo energético para favorecer la alimentación de su cría.
La inactividad de estas neuronas parece ser un mecanismo evolutivo que prioriza la supervivencia de la descendencia al asegurar la alimentación adecuada a través de la producción de leche. Los autores del estudio destacan que este circuito podría tener relevancia médica más allá de la lactancia, sugiriendo que trastornos como la hiperprolactinemia podrían estar asociados a disfunciones en estas neuronas.
Implicaciones clínicas más allá de la lactancia: obesidad, menopausia e hiperprolactinemia
Los hallazgos de este estudio tienen implicaciones significativas en otros contextos clínicos donde los niveles de estrógeno o prolactina se alteran. Por ejemplo, la hiperprolactinemia crónica, que puede conducir a la infertilidad o la amenorrea, podría asociarse a disfunciones de las neuronas ERα en el hipotálamo.
Además, las mujeres posmenopáusicas, que experimentan una disminución sostenida de los estrógenos, podrían presentar patrones similares de aumento del apetito y reducción del gasto energético. Este hallazgo abre nuevas vías para explorar tratamientos que aborden estas condiciones.
Antes del estudio, se sabía que el estrógeno actuaba directamente sobre la hipófisis, pero ahora se ha evidenciado una segunda capa de regulación, mediada por el sistema nervioso central. Por lo tanto, las neuronas involucradas podrían convertirse en un objetivo terapéutico para mejorar la salud metabólica no solo de las mujeres lactantes, sino también en casos de desregulación hormonal por diversas causas.
Una red cerebral al servicio de la lactancia
Esta investigación forma parte de una emergente ola de estudios que busca comprender el “cerebro materno” desde una perspectiva neuroendocrina. Las adaptaciones metabólicas que ocurren durante la lactancia no son solo respuestas periféricas; están dirigidas por centros cerebrales especializados, lo que resalta la importancia del cerebro como regulador principal de las demandas biológicas de la maternidad.
La investigación fue financiada por el National Institutes of Health, el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) y la American Heart Association, entre otras instituciones. Los autores pertenecen a reconocidos centros de investigación, incluidos el Baylor College of Medicine y el Pennington Biomedical Research Center, lo que respalda la validez de los hallazgos.
Estos descubrimientos refuerzan la idea de que el cerebro no solo regula la lactancia, sino que también podría influir en otros aspectos de la salud femenina, abriendo nuevas líneas de investigación en neurociencia y endocrinología.
Referencias
- Yu M, Feng B, Bean JC, et al. Suppression of hypothalamic oestrogenic signal sustains hyperprolactinemia and metabolic adaptation in lactating mice. Nature Metab. (2025). doi:10.1038/s42255-025-00996-2
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