La crianza es uno de los desafíos más emocionantes y complejos que enfrentan los padres en la actualidad. En un mundo donde todos estamos ocupados y distraídos, es fundamental aprender a comunicarse de manera efectiva con nuestros hijos. El neuropsicólogo Álvaro Bilbao ofrece valiosas estrategias que pueden transformar la manera en que interactuamos con los más pequeños, permitiendo así un ambiente más respetuoso y comprensivo.
Entender cómo funciona el cerebro de un niño es esencial para mejorar la comunicación. Muchas veces, la frustración de los padres proviene de la percepción de que sus hijos simplemente eligen no escuchar. Este artículo desglosará consejos prácticos y estrategias basadas en la ciencia del desarrollo infantil para ayudar a los padres a conectar con sus hijos de manera más efectiva.
El consejo para padres de Álvaro Bilbao
Álvaro Bilbao propone un enfoque simple pero poderoso: en lugar de gritar desde la distancia o repetir el nombre de tu hijo con tono de impaciencia, acércate, conecta y luego corrige o redirige. Este consejo tiene un impacto significativo en la dinámica de comunicación entre padres e hijos.
Cuando un padre se acerca físicamente al niño, establece una conexión no solo verbal sino también emocional. Tocar suavemente el hombro del niño y ponerse a su altura facilita que el pequeño registre su presencia y escuche lo que tiene que decir. Este gesto sencillo puede tener un efecto profundo, ya que demuestra respeto y cercanía.
Imagina que estás inmerso en un libro fascinante. Si alguien te llama desde otra habitación, es probable que no lo escuches. Lo mismo ocurre con los niños, que a menudo están absorbidos en sus propios mundos. Al acercarse y hablarles de manera calmada, es mucho más probable que capten la atención del niño.
El contexto del desarrollo neurológico infantil
Es crucial entender que el cerebro de un niño está en constante desarrollo. El lóbulo frontal, que regula funciones como el control de impulsos, la atención sostenida y la capacidad de alternar entre tareas, todavía se está formando durante la infancia. Este proceso no se completa hasta la adultez temprana, aproximadamente entre los 21 y 23 años.
Por lo tanto, es irreal esperar que los niños actúen como adultos en términos de atención y respuesta. En lugar de frustrarse, los padres deben comprender que los niños están aprendiendo y creciendo constantemente. Esta comprensión puede cambiar la manera en que los padres abordan la comunicación:
- Ser pacientes: Dar tiempo a los niños para que respondan.
- Evitar gritar: Buscar métodos de comunicación más efectivos.
- Conectar emocionalmente: Crear un ambiente seguro y acogedor.
¿Qué hacer cuando un hijo no te escucha?
Cuando un niño no responde a la primera, es fundamental no interpretar esa conducta como un desafío o una falta de respeto. Bilbao enfatiza que los niños no ignoran a sus padres para hacerles daño; simplemente están en un proceso de aprendizaje. En lugar de recurrir a gritos o castigos, los padres deberían:
- Acercarse físicamente: Esto ayuda a captar la atención del niño.
- Hablar con calma: Usar un tono suave y amable para evitar que el niño se sienta atacado.
- Establecer contacto visual: Asegurarse de que el niño esté mirando y escuchando.
- Ser claros y concisos: Evitar dar instrucciones complicadas.
Cómo corregir a tu hijo sin gritar ni agredirlo
Corregir a los niños de manera efectiva requiere de empatía y respeto. Los padres deben recordar que los errores son parte del proceso de aprendizaje. En lugar de recurrir a etiquetas negativas, es más constructivo ofrecer orientación y apoyo. Aquí hay algunas estrategias para corregir sin gritar:
- Usar el refuerzo positivo: Elogiar el buen comportamiento en lugar de criticar el malo.
- Ofrecer alternativas: Proponer formas adecuadas de actuar en lugar de simplemente señalar lo que está mal.
- Ser un modelo a seguir: Demostrar cómo se deben hacer las cosas en lugar de solo decirlo.
También es útil recordar que la calma y la presencia de los adultos son ingredientes esenciales para el desarrollo sano del cerebro infantil. Cuando un niño se siente seguro y comprendido, su capacidad para aprender y adaptarse se ve reforzada. La agresión o los gritos solo obstaculizan este proceso y pueden dañar la relación.
La importancia del afecto y la calma en la crianza
El afecto es un elemento fundamental en la relación entre padres e hijos. Un ambiente en el que los niños se sienten seguros y comprendidos fomenta un desarrollo emocional y cognitivo saludable. Los niños que se sienten amados son más propensos a ser abiertos, curiosos y dispuestos a aprender.
Algunas prácticas que pueden ayudar a cultivar un ambiente afectivo incluyen:
- Dedicar tiempo de calidad: Pasar momentos juntos sin distracciones.
- Escuchar activamente: Prestar atención cuando los niños hablan sobre sus intereses o preocupaciones.
- Validar sus sentimientos: Hacerles saber que sus emociones son importantes y comprensibles.
En resumen, los niños no pueden actuar como adultos, y es crucial que los padres comprendan su desarrollo neurológico para guiarlos adecuadamente. La conexión emocional, la comunicación clara y el respeto son pilares que permitirán construir relaciones sólidas y saludables. Como bien dice Álvaro Bilbao, los niños necesitan adultos que entiendan su cerebro para ayudarles a crecer. Esta comprensión puede ser la clave para una crianza más efectiva y amorosa.
Para profundizar más en este tema, te recomendamos el siguiente video de Álvaro Bilbao, donde ofrece más perspectivas sobre la crianza positiva:
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