Diferencias entre desensibilización sistemática y exposición

La desensibilización sistemática y la exposición son dos técnicas ampliamente utilizadas en el ámbito clínico para el tratamiento de fobias y otros trastornos relacionados con la ansiedad. Aunque ambas técnicas tienen como objetivo reducir la respuesta de ansiedad ante estímulos temidos, difieren en cuanto a sus objetivos, mecanismos de funcionamiento, estructuración, uso de la relajación y niveles de generalización. En este artículo, exploraremos en detalle las diferencias entre la desensibilización sistemática y la exposición, dos herramientas fundamentales en la práctica clínica.

Índice de contenidos
  1. Objetivos de la desensibilización sistemática y la exposición
  2. Mecanismos de funcionamiento de la desensibilización sistemática y la exposición
  3. Estructuración de la desensibilización sistemática y la exposición
  4. Uso de la relajación en la desensibilización sistemática y la exposición
  5. Niveles de generalización en la desensibilización sistemática y la exposición
  6. Conclusion

Objetivos de la desensibilización sistemática y la exposición

Ambas técnicas, la desensibilización sistemática y la exposición, tienen como objetivo primordial reducir la ansiedad asociada a estímulos fóbicos. Sin embargo, sus enfoques difieren ligeramente.

La desensibilización sistemática se centra en el condicionamiento recíproco, buscando generar respuestas incompatibles con la ansiedad frente a los estímulos temidos. A través de la asociación gradual de las situaciones temidas con estados de relajación, se busca reemplazar la respuesta de ansiedad por una respuesta de calma y relajación. Este proceso ayuda a las personas a hacer frente a sus miedos y disminuir gradualmente la respuesta de ansiedad asociada.

Por otro lado, la exposición se enfoca en la habituación, que consiste en exponer gradualmente a la persona a los estímulos temidos con el fin de reducir la respuesta de ansiedad. A través de la exposición repetida y prolongada a los estímulos temidos, se busca que la persona se acostumbre a ellos y disminuya gradualmente su reacción de ansiedad. La exposición puede ser directa, donde la persona se enfrenta directamente al estímulo temido, o imaginaria, donde se le pide que imagine la situación temida.

Mecanismos de funcionamiento de la desensibilización sistemática y la exposición

La desensibilización sistemática y la exposición funcionan a través de mecanismos diferentes, aunque complementarios, para producir una reducción en la respuesta de ansiedad.

En el caso de la desensibilización sistemática, los mecanismos de funcionamiento se basan en el condicionamiento recíproco, donde se establece una asociación entre la situación temida y la respuesta de relajación. Esto se logra mediante la técnica de la relajación progresiva, donde la persona aprende a relajarse de manera graduada mientras se imagina o expone a la situación temida. A medida que la asociación entre la situación temida y la respuesta de relajación se fortalece, la respuesta de ansiedad tiende a disminuir.

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Por otro lado, en la exposición, el principal mecanismo de funcionamiento es la habituación. La habituación es el proceso de disminución de la respuesta de ansiedad después de la exposición repetida y prolongada a un estímulo temido. A medida que la persona se expone gradualmente a la situación temida, la respuesta de ansiedad disminuye cada vez más. Este proceso se debe a que el sistema nervioso se adapta a la presencia del estímulo, lo que lleva a una reducción en la respuesta de ansiedad.

Estructuración de la desensibilización sistemática y la exposición

Tanto la desensibilización sistemática como la exposición requieren de una estructuración adecuada para garantizar su eficacia en el tratamiento de la ansiedad.

En el caso de la desensibilización sistemática, el proceso se lleva a cabo de forma gradual y sistemática. Se comienza por establecer una jerarquía de situaciones temidas, donde se clasifican de menor a mayor grado de ansiedad. A continuación, se inicia la exposición a la situación menos ansiosa de la jerarquía, combinada con técnicas de relajación progresiva. A medida que la persona se va habituando a cada situación temida, se avanza hacia los niveles superiores de la jerarquía. De esta manera, la desensibilización sistemática permite al individuo enfrentar sus miedos de manera gradual y controlada.

En contraste, la exposición también sigue una estructura gradual, pero se enfoca en la exposición directa o imaginaria al estímulo temido. Se comienza con una exposición a un nivel bajo de ansiedad y, a medida que la persona se va acostumbrando y disminuyendo su respuesta de ansiedad, se progresa hacia niveles más altos de exposición. En algunos casos, también se puede utilizar la técnica de exposición en vivo, donde la persona se enfrenta directamente a la situación temida en el mundo real. La estructuración de la exposición depende del tipo de fobia y las particularidades del paciente.

Uso de la relajación en la desensibilización sistemática y la exposición

Tanto la desensibilización sistemática como la exposición utilizan técnicas de relajación para ayudar a reducir la respuesta de ansiedad.

En el caso de la desensibilización sistemática, la relajación progresiva es una parte integral de la técnica. Esta técnica implica aprender a relajar progresivamente distintos grupos musculares, acompañada de una respiración lenta y profunda. Durante la exposición a las situaciones temidas, la persona utiliza la técnica de la relajación progresiva para mantener un estado de calma y relajación, contrarrestando así la respuesta de ansiedad asociada.

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Por otro lado, en la exposición también se puede utilizar la relajación como una estrategia complementaria. La persona puede aprender técnicas de relajación, como la respiración profunda, para ayudar a manejar la ansiedad durante las sesiones de exposición. Sin embargo, a diferencia de la desensibilización sistemática, la relajación no es un elemento central en la exposición, ya que el enfoque principal está en la habituación a los estímulos temidos.

Niveles de generalización en la desensibilización sistemática y la exposición

Tanto la desensibilización sistemática como la exposición permiten la generalización de los resultados obtenidos a otros contextos y situaciones.

En el caso de la desensibilización sistemática, la generalización se logra a través del proceso de condicionamiento recíproco. A medida que la persona aprende a asociar las situaciones temidas con la relajación, la respuesta de ansiedad disminuye no solo ante las situaciones específicas trabajadas en terapia, sino también ante situaciones similares en la vida cotidiana. Esto se debe a que la persona ha adquirido una respuesta de relajación incompatible con la ansiedad, que se generaliza a diferentes situaciones.

Por otro lado, en la exposición también se busca la generalización de la reducción de ansiedad a otras situaciones fóbicas. A medida que la persona se habitúa y reduce su respuesta de ansiedad ante un estímulo temido específico, se espera que esta reducción se extienda a otros estímulos similares. Esto se debe a que la habituación es un proceso de aprendizaje que implica un cambio en la forma en que el sistema nervioso responde a los estímulos temidos.

Conclusion

La desensibilización sistemática y la exposición son dos técnicas complementarias en el tratamiento de fobias y trastornos relacionados con la ansiedad. Aunque comparten el objetivo de reducir la respuesta de ansiedad asociada a estímulos temidos, difieren en sus objetivos, mecanismos de funcionamiento, estructuración, uso de la relajación y niveles de generalización. La desensibilización sistemática se enfoca en generar respuestas incompatibles con la ansiedad, a través del condicionamiento recíproco y la relajación progresiva. Por otro lado, la exposición busca la habituación a los estímulos temidos, a través de la exposición repetida y prolongada. Ambas técnicas son efectivas y permiten la generalización de los resultados a otros contextos y situaciones. Sin embargo, es importante resaltar que estas técnicas deben ser realizadas bajo supervisión profesional, ya que su aplicación incorrecta puede tener efectos negativos para el paciente.

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