El cuidado de un bebé es un tema que ha suscitado debates a lo largo de los años, especialmente en lo que respecta a las diferencias en la sensibilidad al llanto entre hombres y mujeres. Un reciente estudio pone en tela de juicio viejos mitos y sugiere que la desigualdad en el cuidado nocturno podría no ser tan biológica como cultural. Si te interesa descubrir por qué las mujeres suelen ser quienes se levantan más durante la noche cuando un bebé llora, sigue leyendo.
Un estudio que desafía creencias tradicionales sobre el llanto del bebé
Durante mucho tiempo, se ha creído que las mujeres tienen una sensibilidad innata al llanto del bebé que los hombres no poseen. Se piensa que esta habilidad es casi un sexto sentido que les permite reaccionar rápidamente a las necesidades de sus hijos. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista científica Emotion por investigadores de la Universidad de Aarhus en Dinamarca ha comenzado a cuestionar esta noción. Los hallazgos sugieren que no es que los hombres no escuchen el llanto, sino que, en muchos casos, simplemente no se levantan.
Este estudio se ha convertido en un punto de referencia que invita a la reflexión sobre la distribución del cuidado nocturno en las familias. A través de datos reveladores, se pone de manifiesto que la diferencia de sensibilidad al llanto entre hombres y mujeres es mínima y no puede justificar la carga desproporcionada que las madres asumen en el cuidado nocturno de sus hijos.
El diseño del estudio: dos fases para analizar el fenómeno
El estudio se realizó en dos fases distintas: una en un entorno controlado para observar respuestas auditivas y otra en un ambiente familiar real para ver cómo se aplican esos hallazgos en la vida diaria.
Experimento en un entorno controlado
En la primera parte de la investigación, 142 adultos sin hijos participaron en un experimento en el que se les hizo dormir en un entorno controlado mientras escuchaban diferentes sonidos, incluyendo el llanto de un bebé. Los investigadores midieron cuántas veces se despertaban los participantes al escuchar estos sonidos.
Los resultados mostraron que, a volúmenes bajos (entre 33 y 44 decibelios), las mujeres se despertaban un 14% más que los hombres. Sin embargo, cuando el volumen aumentaba, como ocurre naturalmente con un bebé que llora intensamente, la diferencia en las respuestas desaparecía. Esto sugiere que la percepción del llanto no es inherentemente diferente entre sexos, lo que contradice la creencia popular de que los hombres son menos sensibles al llanto del bebé.
Observaciones del cuidado nocturno en el hogar
En la segunda fase del estudio, los investigadores observaron a 117 parejas de padres primerizos durante una semana. Los resultados confirmaron lo que muchos ya sospechaban: las madres atendieron a sus bebés durante la noche tres veces más que los padres. Este dato pone en evidencia la desigualdad en la distribución del cuidado nocturno.
Además, los investigadores cruzaron los datos del experimento de laboratorio con los del entorno real, intentando simular cómo sería la situación si la diferencia de sensibilidad auditiva fuera el único factor que explicara esta desigualdad. Las conclusiones fueron claras: la biología por sí sola no justifica la desigualdad en el cuidado nocturno.
Factores que perpetúan la desigualdad en el cuidado nocturno
A pesar de los hallazgos del estudio, la desigualdad en el cuidado nocturno sigue siendo una realidad para muchas familias. Un estudio reciente reveló que una de cada tres madres primerizas pasa más de 24 horas sin dormir en la primera semana tras el nacimiento de su hijo. Además, el déficit de sueño puede persistir durante al menos 18 meses después del parto.
Los autores del estudio sugieren que esta desigualdad no se debe a diferencias biológicas, sino a una combinación de factores sociales, culturales y estructurales que influyen en la crianza. Algunos de estos factores incluyen:
- Permisos parentales desiguales: A menudo, la madre es quien toma la baja por maternidad, convirtiéndose en la principal responsable del cuidado del bebé.
- Lactancia nocturna: La lactancia materna puede llevar a que se asuma que el padre no tiene un rol activo en el cuidado del bebé durante la noche.
- Expectativas de género: La cultura aún espera que las mujeres sean las principales cuidadoras, lo que perpetúa la desigualdad incluso en parejas que se consideran igualitarias.
- Inercia doméstica: Si una madre se despierta repetidamente para atender al bebé, se establece una rutina que puede ser difícil de cambiar, haciendo que ella asuma la responsabilidad de manera continua.
El estudio abre un debate sobre la crianza compartida
Este estudio no solo desafía creencias arraigadas, sino que también promueve una conversación importante sobre cómo se puede repartir de manera más equitativa la carga del cuidado nocturno. La idea de que dormir debería ser un derecho compartido y no una lucha individual es fundamental para el bienestar de toda la familia.
Algunos países han comenzado a tomar medidas para abordar esta desigualdad. Por ejemplo, en Dinamarca, el permiso de paternidad se amplió de dos a once semanas, lo que permite a los padres participar más activamente en la crianza. En España, ambos progenitores tienen garantizadas 16 semanas de permiso parental, lo que podría ser una base para avanzar hacia una mayor igualdad en el cuidado de los hijos.
Este estudio también subraya que no hay instinto que pueda reemplazar un acuerdo explícito y un compromiso compartido entre los padres. La ciencia indica que los hombres también pueden oír al bebé llorar durante la noche; si no se levantan, puede ser porque no se sienten obligados a hacerlo, ya que otros ya han tomado esa responsabilidad.
Referencias
- Vermillet, A.-Q., Skewes, J. C., & Parsons, C. E. (2025). Men and women’s waking patterns to infant crying: Preparenthood differences are insufficient to explain uneven sharing of nighttime care. Emotion. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/emo0001478
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