La alimentación es uno de los pilares fundamentales en la vida de las personas, especialmente en la infancia. Sin embargo, la relación que se establece con los alimentos puede variar drásticamente en función de cómo se maneje la experiencia de comer. En este contexto, Pablo Ojeda, un nutricionista destacado, subraya la importancia de la flexibilidad en los menús familiares para evitar conflictos alimentarios que puedan marcar negativamente la relación de los niños con la comida.
Su enfoque pone de relieve que la imposición y la rigidez pueden generar una serie de efectos adversos en los hábitos alimenticios de los más pequeños. En lugar de simplemente obligar a los niños a comer lo que se les ofrece, es fundamental educar a través de la empatía y la variedad, promoviendo un ambiente donde la comida se convierta en una experiencia placentera y no en un campo de batalla.
Cómo se construye una relación conflictiva con la comida
Desde pequeños, los niños pueden empezar a desarrollar percepciones y actitudes hacia la comida que les acompañarán durante toda la vida. Imponer un plato sin considerar los gustos de los niños puede llevar a una serie de mensajes negativos, como:
- “Tus gustos no importan”
- “Comer es una lucha de poder”
- “La comida es un castigo”
Estas ideas pueden sembrar la semilla de una relación conflictiva con la comida, donde comer se convierta en una experiencia tensa y desagradable. Pablo Ojeda enfatiza que el respeto a las preferencias alimenticias no significa que los padres deban ceder siempre, sino que se trata de encontrar un equilibrio que fomente la aceptación y el disfrute de una variedad de alimentos.
La presentación de los alimentos también juega un papel crucial en cómo los niños perciben ciertos platillos. Por ejemplo, estudios recientes han mostrado que el rechazo a ciertos alimentos puede estar más relacionado con su apariencia que con su sabor. Un experimento que introdujo alga en unas galletas verdes fue un claro ejemplo de este fenómeno: los niños las rechazaron, mientras que los adultos no tuvieron problemas en probarlas.
La importancia de la planificación en la alimentación familiar
Para evitar improvisaciones alimentarias que puedan generar estrés y conflictos, la planificación del menú semanal es una estrategia recomendada por Ojeda. Esta práctica no solo facilita la organización, sino que también ayuda a mantener una dieta equilibrada y variada. La planificación permite tener en cuenta:
- Los gustos de cada miembro de la familia.
- Las necesidades nutricionales específicas.
- El contexto de cada día, como actividades escolares y laborales.
La clave está en crear un menú que respete las preferencias de los niños mientras se incorporan nuevos alimentos de manera gradual y sin imposiciones.
Haz una tabla para organizar el menú
Un método útil es crear una tabla que contenga los días de la semana y los platos programados. Puedes hacerlo en papel o utilizando herramientas digitales como Excel. Esta tabla debe tener siete columnas (una para cada día de la semana) y cuatro filas (para cubrir cuatro semanas). A continuación se muestra un ejemplo básico:
| Días | Plato 1 | Plato 2 | Plato 3 |
|---|---|---|---|
| Lunes | Brócoli al vapor | Pescado a la plancha | Arroz integral |
| Martes | Espaguetis integrales | Salsa de tomate casera | Ensalada de espinacas |
| Miércoles | Pollo al horno | Puré de patatas | Zanahorias al vapor |
Especifica cada plato
Es recomendable ser específico en la planificación. En lugar de anotar simplemente “verdura” o “pescado”, detalla el plato: “brócoli al vapor” o “salmón al horno con patatas”. Esta claridad permitirá una mayor diversificación y evitará repeticiones innecesarias.
Ten en cuenta los gustos de cada miembro
Es importante considerar las preferencias individuales de los niños. Si a tu hija no le gusta el calabacín pero sí la zanahoria, es fundamental incluir opciones que se adapten a sus gustos. Esto no significa crear menús individuales, sino permitir pequeñas adaptaciones dentro de un plan común que involucre a toda la familia.
Incluye flexibilidad en el menú
La flexibilidad es clave, especialmente en días donde hay más trabajo, deberes o actividades extraescolares. Planifica platos rápidos o recurre a opciones de ‘batch cooking’ que se puedan preparar con antelación. Si un día es necesario improvisar, hazlo dentro de lo previsto, evitando el caos de “sálvese quien pueda”.
En resumen, como sostiene Pablo Ojeda, comer es también un acto de aprendizaje sobre el cuidado personal, libre de miedos, culpas y castigos. Fomentar una relación positiva con la comida desde la infancia es vital para el desarrollo saludable a largo plazo.
Referencias
- Ojeda, P., & García, S. (2022). El manual de la compra inteligente. Cómo llenar tu nevera y no tus caderas. Editorial Pinolia.
Para profundizar en el tema, puedes ver este video donde Pablo Ojeda discute la importancia de llevar una buena relación con la comida:
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