Los niños entienden el lenguaje de forma literal en la crianza

La forma en que los niños interpretan el lenguaje puede ser sorprendentemente diferente a la de los adultos. Un reciente estudio revela no solo cómo los niños entienden referencias ambiguas, sino también las implicaciones que esto tiene para la crianza, la educación y la interacción humana. Este artículo profundiza en las enseñanzas de este estudio y su relevancia para el desarrollo cognitivo infantil.

¿Alguna vez te has encontrado en una situación en la que estás entusiasmado por algo que acaba de suceder y le preguntas a un niño, “¿viste eso?” y él, en cambio, se fija en algo completamente diferente? Este tipo de desconexión es más común de lo que parece y puede ofrecer una ventana fascinante a cómo los niños y los adultos perciben y entienden el mundo que les rodea. Un estudio de la Universidad de Kyushu, publicado en la revista PLOS ONE, se adentra en esta cuestión, revelando que los niños tienden a interpretar el lenguaje de manera más literal y temporalmente limitada que los adultos.

Índice de contenidos
  1. Las pistas que usamos sin darnos cuenta
  2. Lo que dice esto sobre el desarrollo cognitivo infantil
  3. Implicaciones para la crianza y la educación
  4. ¿Qué aprendemos sobre cómo compartimos la atención?
  5. ¿Y los robots? Aplicaciones futuras

Las pistas que usamos sin darnos cuenta

En nuestra vida cotidiana, es común que utilicemos referencias vagas como “eso” o “aquí” sin detallar a qué nos referimos. A pesar de la ambigüedad, es sorprendente cómo, generalmente, la otra persona logra entendernos. Este fenómeno se debe a que nuestro cerebro utiliza automáticamente ciertas pistas contextuales que nos ayudan a descifrar estas referencias.

Entre las pistas más relevantes se destacan:

  • Recencia: Lo que acaba de suceder tiene un peso significativo en la interpretación.
  • Rareza: Lo inusual o sorprendente también juega un papel crucial.

En el estudio mencionado, tanto adultos como niños observaron secuencias animadas donde un grupo de monstruos realizaba diversas acciones. Al final, se les preguntó: “¿viste eso?”. Resulta que, aunque ambos grupos seleccionaron eventos recientes o raros, lo hicieron de manera diferente. Los adultos consideraban ambas pistas, mientras que los niños priorizaban casi exclusivamente la recencia.

¿Por qué los niños no ven lo mismo que los adultos?

Este fenómeno se relaciona con el desarrollo del razonamiento pragmático, que es la habilidad para interpretar significados más allá de las palabras. Según los investigadores, los adultos pueden considerar un evento que ocurrió recientemente como “eso” si es relevante o sorprendente, mientras que los niños tienden a ver “eso” como solamente lo último que sucedió.

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Esto crea una brecha en la interpretación que puede resultar en malentendidos, especialmente cuando hay múltiples eventos raros en la secuencia. Por lo tanto, los adultos tienden a elegir el evento más cercano al final, mientras que los niños pueden seleccionar ambos sin discernir cuál era el más significativo.

Lo que dice esto sobre el desarrollo cognitivo infantil

Los hallazgos del estudio revelan que los niños de 7 a 10 años aún están en un proceso de adquirir habilidades complejas relacionadas con la interpretación del lenguaje. A pesar de que muestran sensibilidad hacia lo raro o llamativo, no integran esta información con la misma flexibilidad que los adultos.

Los niños tienden a seleccionar eventos recientes con más frecuencia, lo que sugiere que están en una etapa donde la literalidad predomina sobre la inferencia. Esto puede explicar muchas confusiones cotidianas entre adultos y niños, donde lo que parece obvio para un adulto puede no tener sentido para un niño si no ocurrió en el momento presente.

Es importante notar que esta diferencia no se debe a problemas de memoria o atención. Los niños son capaces de recordar la secuencia de eventos, pero su criterio para decidir qué es “eso” sigue siendo más básico.

Implicaciones para la crianza y la educación

Los resultados de este tipo de investigaciones ofrecen valiosas claves para la crianza y la educación. Comprender que los niños interpretan el lenguaje de manera más literal puede ayudar a padres y educadores a ajustar su forma de comunicarse. No se trata solo de hablar más despacio o repetir las cosas, sino de ser más consciente del momento en el que ocurre algo y de cómo se formula una pregunta.

Frases como “¿viste eso que hizo ese monstruo raro?” son más efectivas que un simple “¿viste eso?”. Esta atención al contexto puede facilitar la comprensión del niño y minimizar malentendidos.

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Además, los hallazgos tienen implicaciones en el diagnóstico y apoyo a niños con dificultades de comunicación. Por ejemplo, niños dentro del espectro autista pueden enfrentarse a retos adicionales al entender referencias ambiguas, lo que sugiere que se necesitaría una atención especial en su enseñanza.

¿Qué aprendemos sobre cómo compartimos la atención?

El experimento también ofrece una visión más profunda sobre cómo compartimos experiencias. Cuando decimos “eso”, confiamos en que la otra persona ha percibido lo mismo, en el mismo momento, y lo ha considerado relevante. Esta forma de sincronización depende de factores como:

  • Atención compartida: La capacidad de enfocar la atención en un mismo objeto o evento.
  • Sorpresa: La reacción emocional a lo inesperado.
  • Memoria: Recordar eventos previos y cómo se relacionan con el presente.

Los adultos son más hábiles para evaluar esta convergencia de perspectivas, mientras que los niños todavía están en proceso de aprender a hacerlo. Esto no significa que no quieran entender al otro; simplemente carecen de los recursos cognitivos necesarios para realizar esa interpretación compleja.

¿Y los robots? Aplicaciones futuras

Aunque el estudio se centra en la comunicación humana, sus autores sugieren que los hallazgos podrían tener aplicaciones en el campo de la inteligencia artificial. Comprender cómo interpretamos referencias ambiguas podría ayudar a desarrollar asistentes virtuales o robots que se comuniquen de manera más efectiva y natural.

Por ejemplo, un robot que interactúe con un niño podría beneficiarse al saber que “eso” para el niño se refiere a lo que acaba de ver. Además, los sistemas diseñados para apoyar a personas con dificultades de comunicación podrían utilizar estos hallazgos para ofrecer respuestas más adecuadas.

“Esperamos que nuestros hallazgos contribuyan a una mejor comprensión de la interacción social humana en un contexto comunicativo en evolución”, concluyen los investigadores, sugiriendo que este conocimiento podría ser clave para el futuro de la comunicación entre humanos y máquinas.

Para aquellos interesados en profundizar más en el tema de la interpretación del lenguaje y su impacto en el desarrollo infantil, se puede explorar el siguiente video que ofrece una interesante perspectiva sobre la adquisición del lenguaje:

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