La comprensión de los niños y adolescentes con altas capacidades intelectuales es un tema que ha cobrado relevancia en los últimos años. A menudo, estos jóvenes no encajan en los moldes tradicionales educativos y sociales, lo que puede generar malestar y frustración. En este contexto, exploraremos el perfil de los niños enfadados, aquellos que, a través de su rabia, expresan un talento que no siempre es comprendido ni apreciado.
Este artículo se basa en la clasificación realizada por Luz Pérez en 2007, así como en las contribuciones de otras expertas en la materia. Analizaremos cómo son estos niños, qué necesidades tienen y cómo podemos acompañarlos en su desarrollo emocional y académico.
Los niños con altas capacidades no siempre son los que destacan por su buen comportamiento o su rendimiento académico. En muchos casos, su talento se manifiesta a través del conflicto, la oposición y la frustración. La rabia que sienten puede ser el resultado de una profunda incomprensión de su entorno, así como de un aburrimiento crónico ante la falta de estímulos que se ajusten a su nivel intelectual.
Estos niños suelen ser malinterpretados y, a menudo, etiquetados como “problemáticos”. Sin embargo, detrás de esa fachada de enfado se esconden emociones complejas y una necesidad urgente de ser comprendidos. Es fundamental reconocer que su comportamiento disruptivo puede ser una forma de comunicación de su sufrimiento y su búsqueda de un lugar en el mundo.
Características y necesidades de los niños enfadados
Según el libro "Comprensión y desarrollo del potencial" de De Mingo, Salcedo y Santiago, estos niños presentan una serie de características y necesidades específicas que es crucial entender para poder brindarles el apoyo adecuado.
Aptitudes y conductas
- Bajo autoconcepto: A menudo, estos niños tienen una imagen negativa de sí mismos.
- Actitudes explosivas: Su frustración puede llevarlos a explotar emocionalmente.
- Trabajo irregular: Su rendimiento académico puede ser inconsistente, dependiendo de su interés en la materia.
- Conductas disruptivas: Pueden ser considerados problemáticos en el aula, lo que a menudo les margina.
- Intensidad emocional: La alta sensibilidad emocional puede hacer que se sientan abrumados por situaciones cotidianas.
Necesidades emocionales y educativas
Las necesidades de estos niños se centran en su bienestar emocional y en un enfoque educativo que se ajuste a su forma de aprender. Algunas de sus necesidades más importantes incluyen:
- Orientación individual: Se benefician de un acompañamiento personalizado que les ayude a gestionar sus emociones.
- Estrategias de aprendizaje innovadoras: Necesitan métodos que desafíen su intelecto y mantengan su interés.
- Desarrollo de habilidades sociales: Es fundamental que aprendan a interactuar de manera positiva con sus compañeros.
- Menos repeticiones académicas: La monotonía puede ser devastadora para su motivación.
- Trabajo en autoconcepto y autoestima: Es esencial que se sientan valorados y comprendidos.
La percepción social que rodea a estos niños suele ser negativa. Son frecuentemente etiquetados como “el problema de la clase” y pueden experimentar rechazo tanto por parte de sus compañeros como de sus profesores. Esto crea un ciclo de aislamiento y frustración que puede agravar su situación.
La realidad es que estos niños, a menudo, no son problemáticos; simplemente no encuentran su lugar en un sistema que no está diseñado para sus necesidades. Esta falta de comprensión puede llevar a consecuencias emocionales y académicas significativas, como el descenso de su autoestima y un mayor riesgo de abandono escolar.
El papel del apoyo familiar
Desde el hogar, es crucial ofrecer un entorno que fomente la comprensión y la validación de sus emociones. El apoyo familiar debe centrarse en:
- Orientación personalizada: Ayudarles a canalizar su energía de manera constructiva.
- Validación emocional: Escuchar sus preocupaciones y sentimientos sin juzgarlos.
- Conexión emocional: Establecer lazos que les hagan sentir seguros y comprendidos.
Enfoque educativo adaptado
El modelo educativo tradicional no siempre se adapta bien a las necesidades de los niños con altas capacidades. Por ello, es vital implementar un enfoque educativo que se aleje de las normas estrictas y se enfoque en el potencial individual. Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Diagnóstico adecuado: Identificar correctamente las necesidades del niño.
- Orientación sensible: Los educadores deben ser empáticos y comprensivos.
- Propuestas extracurriculares: Ofrecer actividades que motiven y estimulen su creatividad.
- Mentorazgo: Asignar un mentor que les guíe en su desarrollo personal y académico.
Al comprender que estos niños no están rotos, sino que están frustrados y desubicados, podemos ayudarlos a convertirse en líderes positivos, creativos y empáticos. Con el acompañamiento adecuado, pueden transformar su rabia en pasión y su confusión en claridad.
Para profundizar en este tema, te invito a ver el siguiente video que explora cómo abordar la conducta desafiante en niños con altas capacidades:
Referencias
- De Mingo, S. A., Salcedo, M., & Santiago, B. (2023). Altas capacidades. Comprensión y desarrollo del potencial. Plataforma Editorial.
Si quieres conocer otros artículos parecidos a Niños con altas capacidades que no encajan y su perfil incomprendido puedes visitar la categoría Educación.