La relación entre el uso de pantallas y el bienestar emocional de los niños es un tema que ha cobrado gran relevancia en los últimos años. La creciente presencia de dispositivos electrónicos en la vida cotidiana ha llevado a investigadores y padres a cuestionar el impacto que estas herramientas tienen en el desarrollo emocional de los más jóvenes. ¿Cómo afecta el tiempo frente a las pantallas a la salud mental de los niños? A continuación, exploraremos un análisis que revela un delicado círculo vicioso entre el uso de pantallas y los problemas emocionales en la infancia.
Un metaanálisis reciente que abarca más de 290.000 niños se adentra en esta compleja interacción, ofreciendo respuestas claras sobre cómo el tiempo frente a las pantallas influye en el desarrollo emocional de los pequeños. Este estudio no solo identifica los tipos de contenido más perjudiciales, sino que también destaca los factores que agravan o mitigan estos efectos, así como el papel fundamental que juegan los padres y el entorno familiar en este fenómeno.
- Pantallas y problemas emocionales: una relación que va en ambos sentidos
- ¿Qué tipo de uso de pantalla es más problemático?
- Factores que agravan o mitigan esta relación
- ¿Por qué las pantallas afectan al desarrollo emocional?
- El papel de los padres y el contexto familiar
- Implicaciones de los hallazgos para recomendaciones actuales
- ¿Qué pueden hacer las familias y educadores?
- Referencias
Pantallas y problemas emocionales: una relación que va en ambos sentidos
Una de las conclusiones más significativas del metaanálisis es la existencia de una relación bidireccional entre el uso de pantallas y los problemas socioemocionales. En términos simples, el uso excesivo de pantallas puede generar dificultades emocionales, y esas dificultades emocionales pueden a su vez llevar a un mayor uso de pantallas. Este ciclo vicioso se observa especialmente en niños que buscan refugio en las pantallas como mecanismo de evasión ante sus problemas emocionales.
El estudio encontró que, aunque la asociación es modesta (con un coeficiente de regresión estandarizado de 0,06), es estadísticamente significativa. Esto indica que, a mayor uso de pantallas, mayor es la probabilidad de que surjan o se agraven problemas emocionales. Asimismo, los niños que ya experimentan dificultades emocionales tienden a aumentar su consumo de pantallas, lo que refuerza la necesidad de entender las motivaciones detrás de este comportamiento.
¿Qué es eso de "coeficiente de regresión estandarizado"?
El coeficiente de regresión estandarizado es una herramienta estadística que permite medir la fuerza y dirección de la relación entre dos variables. En el contexto del estudio, un coeficiente de 0,06 sugiere una relación positiva, aunque pequeña, entre el uso de pantallas y problemas emocionales. Esto implica que, aunque no indica que una variable cause la otra directamente, sí muestra una tendencia consistente que merece atención.
¿Qué tipo de uso de pantalla es más problemático?
No todos los usos de pantallas generan el mismo impacto en el bienestar emocional. El metaanálisis categorizó diferentes tipos de contenido y propósitos y encontró que los videojuegos son los que presentan una relación más fuerte con problemas socioemocionales. De hecho, jugar videojuegos predice problemas emocionales posteriores con un coeficiente de 0,32, mientras que la relación inversa, donde los problemas emocionales llevan a un mayor uso de videojuegos, muestra un coeficiente aún más alto de 0,44.
Esto no implica que todos los videojuegos sean perjudiciales, pero sí sugiere que el uso incontrolado y prolongado de estos puede convertirse en una forma de evasión emocional, especialmente en niños que ya tienen dificultades emocionales. Además, los efectos negativos tienden a acumularse con el tiempo; cuanto más largo sea el seguimiento, más pronunciada será la relación entre el uso de pantallas y los problemas emocionales.
Factores que agravan o mitigan esta relación
El estudio también considera varios factores que pueden influir en la intensidad de la relación entre el uso de pantallas y los problemas socioemocionales. A continuación, se presentan algunos de los más relevantes:
- Edad del niño: Los efectos son más marcados en niños mayores (de 6 a 10 años), quienes tienen más autonomía y menos supervisión parental.
- Diferencias de género: Las niñas parecen ser más vulnerables a desarrollar problemas emocionales tras el uso de pantallas, mientras que los niños tienden a usar las pantallas como un refugio ante sus problemas emocionales.
- Tipo de contenido: El contenido general, que incluye redes sociales y vídeos de entretenimiento, tiene un impacto más fuerte en el bienestar emocional que el contenido violento.
¿Por qué las pantallas afectan al desarrollo emocional?
Varios mecanismos explican cómo el uso excesivo de pantallas influye en el desarrollo socioemocional de los niños. Uno de los más significativos es el concepto de “desplazamiento de conductas protectoras”. Este fenómeno se refiere a cómo el tiempo frente a las pantallas sustituye actividades esenciales para el bienestar infantil, tales como:
- Juego físico: Actividades que fomentan la actividad física y el desarrollo motor.
- Interacción social: La falta de interacción cara a cara con familiares y amigos limita el desarrollo de habilidades sociales.
- Descanso adecuado: El uso excesivo de pantallas puede interferir con la calidad del sueño.
Además, la interacción con las pantallas puede obstaculizar la formación de vínculos afectivos seguros. El modelo biopsicosocial sugiere que un desarrollo emocional saludable requiere interacciones consistentes y afectuosas con los cuidadores. Cuando estas interacciones se ven reemplazadas por el uso de dispositivos, los niños pueden desarrollar formas de afrontamiento poco saludables, como recurrir a las pantallas para calmarse en lugar de buscar apoyo emocional.
El papel de los padres y el contexto familiar
El entorno familiar desempeña un papel crucial en esta dinámica. Los padres no solo influyen en la cantidad de tiempo que los niños pasan frente a las pantallas, sino también en el tipo de contenido que consumen y cómo lo interpretan. Por ejemplo, ver televisión o jugar videojuegos en compañía de los padres puede tener efectos positivos, mientras que hacerlo en soledad puede intensificar los problemas emocionales.
Asimismo, es común que los padres usen las pantallas como herramienta para calmar a los niños en momentos de estrés. Aunque esto puede funcionar temporalmente, a largo plazo, puede impedir que los niños desarrollen estrategias de autorregulación emocional. Los autores del estudio enfatizan que “los niños pueden evitar un ciclo de uso de pantallas si se apoya su desarrollo socioemocional de otras maneras”, resaltando la importancia del apoyo emocional parental.
Implicaciones de los hallazgos para recomendaciones actuales
Una de las principales conclusiones del estudio es que las recomendaciones sobre el uso de pantallas deben trascender el simple conteo de horas. Tradicionalmente, las guías han enfatizado la importancia de limitar el tiempo frente a las pantallas, pero los autores sugieren un cambio en el enfoque. “En lugar de centrarse únicamente en reducir el tiempo de pantalla, las recomendaciones deberían priorizar la mejora de la calidad del contenido y fomentar interacciones sociales durante su uso”.
Esto implica que no todas las formas de uso de pantallas son igual de perjudiciales. Por ejemplo, ver un documental educativo con los padres no tiene el mismo impacto que pasar horas jugando en línea sin supervisión. Por lo tanto, las políticas públicas y las orientaciones familiares deberían concentrarse en qué se hace con las pantallas, con quién y en qué contexto, más que en establecer límites rígidos de tiempo.
¿Qué pueden hacer las familias y educadores?
Los adultos que acompañan a niños y adolescentes tienen un papel fundamental en la prevención de este ciclo vicioso. No se trata solo de imponer normas, sino de ofrecer alternativas atractivas al uso de pantallas. Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Actividades al aire libre: Fomentar el juego y la actividad física.
- Juegos en familia: Promover juegos de mesa o actividades creativas que fortalezcan los lazos familiares.
- Lectura compartida: Establecer momentos de lectura en conjunto que fomenten la imaginación.
- Tiempo de calidad: Invertir tiempo en actividades que generen conexión emocional.
Además, es crucial enseñar a los niños estrategias de regulación emocional que no dependan de las pantallas. Si un niño aprende a calmarse hablando con un adulto, respirando profundamente o realizando actividad física, será menos probable que recurra a la tablet como única vía de escape.
Referencias
- Vasconcellos, R. P., Sanders, T., Lonsdale, C., Parker, P., Conigrave, J., Tang, S., del Pozo Cruz, B., Biddle, S. J. H., Taylor, R., Innes-Hughes, C., Salmela-Aro, K., Vasconcellos, D., Wilhite, K., Tremaine, E., Booker, B., & Noetel, M. (2025). Electronic Screen Use and Children’s Socioemotional Problems: A Systematic Review and Meta-Analysis of Longitudinal Studies. Psychological Bulletin, 151(5), 513–543. https://doi.org/10.1037/bul0000468.
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