La obesidad infantil se ha convertido en un problema de salud pública que preocupa a padres, educadores y profesionales de la salud. Recientemente, un estudio ha revelado que el riesgo de obesidad en los niños puede comenzar mucho antes de lo que se pensaba, incluso antes de cumplir los 4 años. Este hallazgo es crucial, pues nos invita a reflexionar sobre cómo podemos intervenir de manera temprana para prevenir este creciente problema.
Este artículo profundiza en el estudio publicado en JAMA Network Open, que identifica la trayectoria de crecimiento de los niños y niñas y cómo los factores prenatales pueden influir en su salud a largo plazo.
¿Cuándo comienza el riesgo de obesidad en la infancia?
El riesgo de obesidad infantil puede manifestarse a una edad sorprendentemente temprana. Un estudio que analizó a más de 9.000 niños y niñas entre 1 y 9 años ha revelado patrones de crecimiento que indican que el 10% de estos niños no sigue el patrón típico de desarrollo del Índice de Masa Corporal (IMC).
Mientras que la mayoría de los niños experimentan un descenso natural en el IMC durante la etapa preescolar, un grupo específico mantiene un IMC estable hasta los 3,5 años y luego inicia un aumento rápido que, a los 9 años, los coloca por encima del percentil 99.
Un seguimiento de más de 9.000 niños hasta los 9 años
El estudio, liderado por Chang Liu, abarcó 9.483 niños de 23 cohortes pediátricas en Estados Unidos. Utilizando un modelo estadístico innovador conocido como "modelo de crecimiento latente multifase", los investigadores pudieron identificar momentos críticos en el crecimiento, como la "recaída adiposa", donde el IMC deja de disminuir y empieza a aumentar.
Las conclusiones encontraron dos trayectorias claras en el crecimiento: una típica, que se observó en el 89% de los niños, y una atípica, reflejada en el 11% restante. La trayectoria atípica mostraba un crecimiento del IMC más rápido y precoz, lo que subraya la importancia de realizar un seguimiento continuo del crecimiento infantil.
Factores que predicen la trayectoria atípica
Los investigadores identificaron varios factores asociados con la trayectoria atípica que pueden influir en el riesgo de obesidad infantil:
- Fumar durante el embarazo
- Tener un IMC elevado antes de concebir
- Aumento de peso excesivo durante la gestación
- Dar a luz a un bebé con peso elevado
Curiosamente, factores como la lactancia materna y un consumo moderado de alcohol durante el embarazo se asociaron con un menor riesgo de obesidad, aunque estas asociaciones se debilitaron al considerar múltiples variables en conjunto. Esto sugiere que la salud materna y las decisiones de estilo de vida desempeñan un papel crucial en el desarrollo infantil.
¿Cómo pueden actuar las familias ante estos datos?
La detección temprana de patrones de riesgo en el crecimiento infantil ofrece a las familias la oportunidad de intervenir en un momento crítico. Las conclusiones del estudio destacan la importancia de la vigilancia del crecimiento y del desarrollo en los niños.
Detectar patrones antes de los 4 años abre nuevas oportunidades
Identificar desviaciones en el crecimiento antes de los 4 años puede ser fundamental para prevenir la obesidad infantil. Esto implica que las familias y los profesionales de la salud deben estar atentos a cualquier cambio significativo en el peso o el IMC de los niños, sin caer en la obsesión por los números, sino reconociendo patrones preocupantes.
Prevención desde el embarazo y primeros años
Los hallazgos del estudio subrayan la relevancia de los cuidados prenatales. Mantener un peso saludable antes y durante el embarazo y evitar el tabaco son acciones que pueden tener un impacto positivo en la salud futura de los hijos. Algunas estrategias que pueden adoptar las familias son:
- Asistir a controles prenatales regulares.
- Incorporar una dieta equilibrada y saludable durante el embarazo.
- Fomentar la lactancia materna como primera opción de alimentación.
- Promover un ambiente de actividad física y juego para el niño.
Una nueva pieza para entender los primeros 1.000 días
El contexto de este estudio complementa investigaciones anteriores que enfatizan la importancia de los primeros 1.000 días de vida en el desarrollo emocional, inmunológico y físico del niño. Este periodo es crucial, ya que establece las bases para la salud futura.
Los investigadores también notaron que las desigualdades estructurales, como el acceso a alimentos saludables y la atención prenatal adecuada, influyen significativamente en las trayectorias de crecimiento de los niños. Las diferencias observadas en función de la etnia y el nivel educativo subrayan la necesidad de abordar estos problemas en un contexto más amplio.
La obesidad infantil no es simplemente un resultado de los hábitos alimentarios en la escuela, sino que a menudo se gesta desde el embarazo, reforzando la idea de que es un problema multifacético que requiere un enfoque integral.
Referencias
- Chang Liu, Sy-Miin Chow, Izzuddin M. Aris et al. Early-Life Factors and Body Mass Index Trajectories Among Children in the ECHO Cohort. JAMA Network Open. 2025;8(5):e2511835. DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2025.11835
Para más información sobre este tema y su impacto en la salud infantil, te invitamos a ver el siguiente video, que explora los riesgos de la obesidad en menores de edad:
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