La preocupación y la obsesión son dos conceptos relacionados con el campo de la psicología que han sido estudiados y debatidos durante años. A primera vista, pueden parecer similares ya que ambos involucran pensamientos intrusivos y generan ansiedad. Sin embargo, existen diferencias clave entre ellos que vale la pena explorar. En este artículo, analizaremos cuatro diferencias principales entre la preocupación y la obsesión: egosintonía vs. egodistonía, relación con problemas cotidianos, aceptabilidad de los pensamientos y frecuencia de aparición.
Egosintonía vs. Egodistonía
Las preocupaciones y su relación con el ego
La egosintonía se refiere a la aceptación y concordancia de los pensamientos o sentimientos con nuestro propio ego o identidad. En el caso de la preocupación, los pensamientos suelen estar alineados con nuestras preocupaciones reales y legítimas. Por ejemplo, si estamos preocupados por una fecha límite inminente en el trabajo, nuestros pensamientos estarán relacionados con esa situación y estarán en línea con nuestras responsabilidades laborales.
Cuando nos preocupamos, es común que nos sintamos identificados con esos pensamientos y que los veamos como una forma legítima de enfrentar los desafíos de la vida. La preocupación puede ser una respuesta natural y adaptativa ante situaciones estresantes, lo que hace que sea más fácil de procesar y gestionar. No hay una sensación de "algo está mal" o "esto no debería estar sucediendo"; en cambio, hay una sensación de que la preocupación es parte de la vida y es necesaria para hacer frente a los problemas.
Las preocupaciones son egosintónicas, es decir, están en línea con nuestras identidades y se consideran una respuesta legítima a los desafíos de la vida.
Las obsesiones y su falta de armonía con el ego
Por otro lado, las obsesiones son egodistónicas, lo que significa que los pensamientos intrusivos y recurrentes experimentados son vistos como inapropiados e incompatibles con nuestra identidad y valores personales. A pesar de que las personas con obsesiones pueden estar conscientes de que estos pensamientos no son racionales o lógicos, no pueden evitar experimentarlos una y otra vez.
Las obsesiones suelen ser completamente diferentes de las preocupaciones normales y no se relacionan con problemas reales o legítimos en la vida cotidiana. Por ejemplo, una persona con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) puede experimentar obsesiones sobre contaminarse con gérmenes, lo que les lleva a realizar rituales de lavado desesperados para reducir la ansiedad. Estos pensamientos son egoalienantes, ya que no están en línea con la identidad y creencias individuales.
Las obsesiones son egodistónicas, lo que significa que los pensamientos intrusivos y recurrentes experimentados son incompatibles con nuestra identidad y valores personales.
Relación con problemas cotidianos
Las preocupaciones y su enfoque en asuntos prácticos
Las preocupaciones suelen estar relacionadas con problemas reales y legítimos de la vida cotidiana. Por ejemplo, preocuparse por llegar a tiempo a una cita importante o estar preocupado por el rendimiento en el trabajo son situaciones que pueden generar ansiedad y estrés en la vida de una persona. Estos pensamientos son una respuesta natural y adaptativa para enfrentar los desafíos y planificar acciones futuras.
Las preocupaciones pueden ser consideradas como una forma de preparación y anticipación para los obstáculos y problemas que podemos enfrentar en nuestra vida diaria. Aunque pueden generar ansiedad, también nos motivan a buscar soluciones y tomar medidas para evitar o lidiar con esas situaciones.
Las preocupaciones están relacionadas con problemas concretos y prácticos de la vida cotidiana, y son una respuesta adaptativa para enfrentar esos desafíos.
Las obsesiones y su desconexión con la realidad
Por otro lado, las obsesiones no están relacionadas con problemas prácticos y reales de la vida cotidiana. Las obsesiones son pensamientos intrusivos y recurrentes que no tienen una base lógica o racional. Estos pensamientos pueden ser extremadamente perturbadores y pueden hacer que las personas sientan que están perdiendo el control.
Las obsesiones no se refieren a problemas reales, sino que suelen centrarse en temas que están fuera de la realidad. Por ejemplo, una persona con TOC puede obsesionarse con pensamientos sobre herir a alguien a pesar de no tener ninguna intención o deseo de hacerlo. Estos pensamientos intrusivos y recurrentes no se relacionan con problemas prácticos de la vida cotidiana, lo que hace que sean aún más angustiantes.
Las obsesiones no están relacionadas con problemas prácticos y reales de la vida cotidiana, sino que se basan en pensamientos intrusivos y recurrentes que no tienen una base lógica o racional.
Aceptabilidad de los pensamientos
Las preocupaciones y su aceptación como parte de la vida
Cuando nos preocupamos, es común que nos identifiquemos con esos pensamientos y los consideremos una parte normal y aceptable de la vida. No hay una sensación de que los pensamientos sean extraños, inapropiados o inaceptables. La preocupación se ve como una forma legítima de enfrentar los desafíos de la vida y se considera normal en cierta medida.
Las preocupaciones son aceptadas como parte de la experiencia humana y son ampliamente reconocidas como una respuesta adaptativa al estrés y la incertidumbre. Las personas suelen compartir sus preocupaciones con otros y buscar apoyo y orientación en la resolución de problemas.
Las preocupaciones son aceptadas como parte de la vida y se consideran una respuesta normal y adaptativa al estrés y la incertidumbre.
Las obsesiones y su inaceptabilidad y rechazo
Por otro lado, las obsesiones se caracterizan por ser pensamientos inaceptables y perturbadores para la persona que los experimenta. Las personas con obsesiones a menudo sienten vergüenza y angustia debido a los pensamientos recurrentes e intrusivos que experimentan.
Las obsesiones son consideradas irracionales e inapropiadas e incluso pueden llegar a entrar en conflicto con los valores y creencias personales. A menudo, las personas con obsesiones intentan ocultar sus pensamientos o tratan de suprimirlos, lo que solo aumenta la ansiedad y el malestar asociados.
Las obsesiones no son aceptadas y son vistas como pensamientos irracionales e inapropiados que generan malestar y angustia.
Frecuencia de aparición
Las preocupaciones y su presencia limitada
Las preocupaciones suelen ser pensamientos transitorios que surgen en momentos específicos de estrés o incertidumbre. Por ejemplo, es posible que nos preocupemos por la salud de un ser querido o por las finanzas personales durante ciertos momentos de nuestras vidas. Sin embargo, estas preocupaciones no dominan constantemente nuestros pensamientos y no se vuelven intrusivas o recurrentes.
Las preocupaciones son episódicas y están relacionadas con eventos o circunstancias específicas. Una vez que se han enfrentado o resuelto los problemas, las preocupaciones tienden a disminuir o incluso desaparecer por completo.
Las preocupaciones son pensamientos transitorios que surgen en momentos específicos de estrés o incertidumbre y no son intrusivas o recurrentes.
Las obsesiones y su persistencia constante
Por otro lado, las obsesiones son pensamientos persistentes y recurrentes que no desaparecen fácilmente. Las personas que experimentan obsesiones pueden pasar horas y horas al día lidiando con estos pensamientos intrusivos. La frecuencia de las obsesiones puede variar, pero a menudo son constantes y dificultan el funcionamiento diario.
Las obsesiones tienden a persistir durante semanas, meses o incluso años, a menos que sean abordadas y tratadas adecuadamente. A menudo, las personas con obsesiones también experimentan compulsiones, que son conductas repetitivas que realizan para aliviar la ansiedad asociada con los pensamientos obsesivos.
Las obsesiones son pensamientos persistentes y recurrentes que pueden interferir significativamente con la vida cotidiana.
Conclusión
Aunque la preocupación y la obsesión son conceptos relacionados con pensamientos intrusivos y ansiedad, existen diferencias clave entre ellos. Las preocupaciones son egosintónicas y están en línea con nuestros problemas reales y legítimos de la vida cotidiana. Se aceptan como respuesta adaptativa y se consideran parte normal de la experiencia humana. Por otro lado, las obsesiones son egodistónicas e intrusivas, y no se relacionan con problemas prácticos de la vida cotidiana. Son inaceptables y pueden generar un alto malestar y angustia. Además, las preocupaciones son episódicas y no dominan constantemente nuestros pensamientos, mientras que las obsesiones son persistentes y recurrentes, y pueden interferir significativamente en el funcionamiento diario. Es importante reconocer estas diferencias para comprender mejor estos procesos cognitivos y buscar la ayuda adecuada en caso de necesitarla.
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