El descanso infantil es un tema que genera gran preocupación en padres y madres. Las dificultades para que los niños duerman bien, los despertares nocturnos y las temidas regresiones son solo algunos de los desafíos a los que se enfrentan las familias. Aunque estas situaciones pueden ser agotadoras, es importante entender que forman parte del desarrollo normal de los niños y suelen ser etapas transitorias.
Conocer cómo evoluciona el sueño en función de la edad ayuda a ajustar expectativas y a manejar estos momentos de manera más efectiva. Adoptar un enfoque respetuoso y establecer rutinas sólidas son claves para superar los problemas de sueño. Este artículo explora los principales desafíos relacionados con el sueño infantil, ofrece estrategias y consejos para acompañar a los niños en su desarrollo emocional y físico durante estas fases.
Cuánto tiene que dormir un niño en función de su edad
Uno de los aspectos más importantes para fomentar un descanso adecuado es conocer las horas de sueño recomendadas según la edad del niño. A continuación, se detalla el promedio de horas de sueño que necesita un niño en diferentes etapas de su desarrollo:
- Recién nacidos (0-3 meses): 14-17 horas al día.
- Bebés (4-11 meses): 12-15 horas al día.
- Niños pequeños (1-2 años): 11-14 horas al día.
- Niños en edad preescolar (3-5 años): 10-13 horas al día.
- Niños en edad escolar (6-13 años): 9-11 horas al día.
- Adolescentes (14-17 años): 8-10 horas al día.
El sueño es fundamental no solo para el descanso, sino también para el crecimiento físico y el desarrollo cognitivo de los niños. Asegurarse de que los niños cumplan con estas horas de sueño recomendadas es un paso esencial para promover su bienestar general.
Higiene del sueño: el cimiento del descanso
La higiene del sueño se refiere a un conjunto de hábitos y condiciones que facilitan un sueño reparador. No se trata de imponer reglas estrictas, sino de crear un ambiente seguro y predecible que ayude al niño a asociar la hora de dormir con calma y bienestar.
Rutinas estables
Establecer horarios regulares para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana, ayuda a regular el reloj biológico del niño. La constancia es clave para que su cuerpo y mente reconozcan cuándo es momento de dormir.
Ambiente adecuado
Un dormitorio oscuro, ventilado y libre de pantallas es esencial para inducir el sueño. Un ambiente propicio puede incluir elementos como:
- Temperatura fresca.
- Iluminación tenue o luces de compañía suaves.
- Objetos de apego que aporten seguridad.
Ritual predecible
Incorporar actividades relajantes antes de dormir, como leer un cuento o escuchar música suave, permite al niño anticipar el momento de dormir y reducir su nivel de activación. Estas acciones repetidas con cariño se convierten en señales de que es hora de descansar.
¿Qué son las regresiones del sueño?
Las regresiones del sueño son períodos en los que un niño que dormía adecuadamente comienza a despertarse más, resistirse a dormir o demandar mayor atención nocturna. Aunque pueden parecer retrocesos, son avances en su desarrollo que reflejan momentos de actividad cerebral, emocional y física.
Durante estas etapas, el cerebro del niño está aprendiendo nuevas habilidades, lo que puede impactar en su descanso. Comprender que se trata de procesos normales y pasajeros permite a los padres acompañar con empatía y calma. Es crucial mantener rutinas estables y responder a las necesidades del niño con paciencia durante estas fases.
Frecuencias de las regresiones
Algunas regresiones del sueño más comunes son:
- 6 semanas: Aumento de la alerta y demanda de atención.
- 4 meses: Cambios en la arquitectura del sueño y aparición de microdespertares.
- 8-10 meses: Desarrollo del gateo y ansiedad por separación.
- 12 meses: Aumento de autonomía y lenguaje emergente.
- 18-24 meses: Fase del “no” y miedos nocturnos.
Trastornos del sueño
Si bien la mayoría de los problemas de sueño infantil son temporales, existen trastornos del sueño que requieren atención. Estos trastornos pueden generar inquietud en las familias y alterar el descanso cotidiano. Entre los más comunes se encuentran las pesadillas y los terrores nocturnos.
Terrores nocturnos y pesadillas: cómo actuar
Es fundamental distinguir entre pesadillas y terrores nocturnos, ya que requieren diferentes enfoques. En ambos casos, lo más importante es mantener la calma y ofrecer contención emocional. Con el tiempo, estas experiencias tienden a disminuir.
Pesadillas
Se producen durante la fase REM del sueño, generalmente en la segunda mitad de la noche. Los niños pueden despertarse asustados y recordar el sueño. En estos casos, ofrecer calma y seguridad es esencial.
Terrores nocturnos
Estos episodios ocurren en fases de sueño profundo, y el niño puede mostrar signos de agitación sin estar completamente despierto. Lo mejor es asegurarse de que están seguros y esperar a que el episodio termine sin intentar despertarlos.
Narcolepsia infantil
La narcolepsia es un trastorno neurológico que puede afectar el día a día de un niño. Se manifiesta a través de una somnolencia excesiva y episodios repentinos de sueño. Detectar este trastorno a tiempo es crucial para brindar el apoyo necesario.
Cómo acompañar estos momentos desde la calma
La forma en que los adultos responden a las dificultades de sueño puede marcar una gran diferencia. Mantener la calma y ser coherentes en las rutinas brinda seguridad al niño. Incorporar pequeñas elecciones, como elegir un cuento, les permite sentir un mayor control.
- Identificar señales de sueño como bostezos o irritabilidad.
- Mantener rutinas predecibles.
- Incluir al niño en decisiones, como qué leer.
Implementar herramientas visuales, como relojes de arena o rutinas ilustradas, ayuda a anticipar el momento de dormir, especialmente en niños mayores.
Colecho con seguridad y apoyo emocional
El colecho es una práctica común que, si se realiza de manera segura, puede ser beneficiosa. Permite facilitar la lactancia nocturna y otorga al niño una sensación de protección. Esta opción puede ser temporal y ajustarse a las necesidades de la familia.
Cunas de colecho
La cuna adosada a la cama es una opción segura que permite mantener la cercanía sin compartir el mismo colchón. Seguir pautas de seguridad es fundamental para evitar riesgos.
Errores frecuentes a evitar
Conocer los errores comunes en la rutina del sueño infantil puede ayudar a crear un entorno más favorable. Algunos errores a evitar incluyen:
- Forzar un solo ciclo largo de sueño.
- Encender luces intensas durante despertares nocturnos.
- Cambiar rutinas frecuentemente.
- No atender las señales de cansancio.
- Introducir nuevos hábitos durante las regresiones.
El sueño no es un problema
El camino del sueño infantil es irregular, pero con empatía, constancia y resiliencia, cada etapa puede ser manejada con menos tensión. Lo importante es recordar que se está acompañando un proceso de aprendizaje profundo.
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