Vivir con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) puede resultar abrumador. Los constantes pensamientos obsesivos que martillan en nuestra mente pueden llegar a ser insoportables, y nos hacen sentir prisioneros de nuestros propios pensamientos. Sin embargo, existe una serie de estrategias que pueden ayudarnos a dejar de martillarnos con este constante tic-tac. A través de dar un nombre a los pensamientos obsesivos, crear un muñeco para representarlos, limitar el tiempo dedicado a ellos, recordar que son ficticios y aprender a manejarlos, podemos tomar el control de nuestra vida y liberarnos de su opresión.
Dar un nombre a los pensamientos obsesivos
Una de las formas más efectivas de lidiar con los pensamientos obsesivos es darles un nombre. Al darles un nombre, los estamos separando de nuestra identidad y los estamos tratando como entidades separadas en nuestra mente. Por ejemplo, si tenemos pensamientos obsesivos relacionados con el miedo al contagio de enfermedades, podemos llamar a este pensamiento "El Miedoso". Al hacer esto, estamos creando una distancia emocional con este pensamiento y nos estamos recordando a nosotros mismos que no somos nuestros pensamientos.
Cuando nos damos cuenta de que nuestros pensamientos obsesivos tienen un nombre, podemos comenzar a cuestionar su validez y a desafiarlos. Podemos decirle a "El Miedoso" que no le creemos y no le vamos a dar más poder sobre nosotros. Esto nos ayuda a disminuir su influencia en nuestras vidas y nos brinda un mayor sentido de control.
Crear un muñeco para representar los pensamientos
Otra estrategia efectiva es crear un muñeco para representar nuestros pensamientos obsesivos. Podemos encontrar un muñeco que represente de alguna manera nuestros pensamientos, o incluso hacer uno nosotros mismos. Luego, le damos un nombre que represente los pensamientos obsesivos que queremos liberar.
Por ejemplo, si nuestros pensamientos obsesivos están relacionados con el miedo a lastimarnos a nosotros mismos o a los demás, podemos crear un muñeco con aspecto de monstruo y llamarlo "El Temible". Cada vez que los pensamientos obsesivos comiencen a martillar en nuestra mente, podemos tomar el muñeco y decirle que ya no vamos a permitir que nos perturbe más.
Esto nos ayuda a externalizar nuestros pensamientos obsesivos y a separarnos emocionalmente de ellos. Al ver los pensamientos personificados en el muñeco, podemos recordar que no son parte de nosotros y que no tienen el poder de controlar nuestras vidas. Esto nos brinda una sensación de empoderamiento y nos permite enfrentar nuestros pensamientos obsesivos de manera más eficaz.
Limitar el tiempo dedicado a los pensamientos obsesivos
Es importante establecer límites en cuanto al tiempo que dedicamos a nuestros pensamientos obsesivos. Pasar horas interminables rumiando sobre ellos solo alimenta su poder y nos sume en un ciclo interminable de ansiedad. Para romper este ciclo, es fundamental establecer un tiempo específico para enfrentar nuestros pensamientos obsesivos.
Una estrategia efectiva es establecer un "horario de preocupación". Durante este tiempo dedicado específicamente a enfrentar nuestros pensamientos obsesivos, nos permitimos experimentar cualquier pensamiento que surja, sin juzgarlo ni tratar de suprimirlo. Sin embargo, fuera de este tiempo, nos comprometemos a no dedicar más energía mental a los pensamientos obsesivos.
Establecer esta disciplina nos ayuda a tomar el control de nuestros pensamientos y a evitar que nos dominen. Con el tiempo, encontraremos que nuestras preocupaciones se vuelven menos intensas y destructivas, y que somos capaces de vivir más en el presente en lugar de estar constantemente atrapados en el mundo de nuestros pensamientos obsesivos.
Recordar que los pensamientos obsesivos son ficticios
Es importante recordar que los pensamientos obsesivos no son la realidad. A menudo, estos pensamientos son irracionales, exagerados y poco realistas. No son una representación precisa de nosotros mismos ni del mundo que nos rodea. Son producto de nuestro TOC y no deben ser considerados como verdades absolutas.
Al recordar que los pensamientos obsesivos son ficticios, podemos comenzar a desafiar su validez y a no tomarlos tan en serio. Podemos cuestionar su lógica, su veracidad y su poder sobre nosotros. Al hacer esto, les estamos quitando su poder y estamos tomando el control de nuestra mente.
Una forma efectiva de recordar que los pensamientos obsesivos no son reales es crear una lista de evidencias que demuestren su falta de validez. Por ejemplo, si tenemos pensamientos obsesivos de contaminación, podemos hacer una lista de todas las veces en las que nos hemos expuesto a bacterias o gérmenes sin que nada malo haya sucedido. Al ver estas evidencias en blanco y negro, podemos comenzar a cuestionar la lógica detrás de nuestros pensamientos obsesivos y a disminuir su poder sobre nosotros.
Aprender a manejar los pensamientos obsesivos para tomar control de nuestra vida
Finalmente, aprender a manejar nuestros pensamientos obsesivos es clave para tomar el control de nuestra vida. Esto implica reconocer que los pensamientos obsesivos son parte de nuestra experiencia y que no podemos deshacernos de ellos por completo. Sin embargo, podemos cambiar nuestra relación con ellos y reducir su impacto en nuestras vidas.
Una forma de manejar los pensamientos obsesivos es a través de la técnica de reemplazo de pensamientos. Esto implica identificar nuestros pensamientos obsesivos y reemplazarlos deliberadamente por pensamientos más realistas y positivos. Por ejemplo, si tenemos pensamientos obsesivos de causar daño a los demás, podemos reemplazarlos con pensamientos de afecto y amor hacia esas personas.
Otra técnica efectiva es la de la exposición gradual. Esta consiste en exponernos de manera controlada a las situaciones que desencadenan nuestros pensamientos obsesivos. Por ejemplo, si tenemos pensamientos obsesivos relacionados con la contaminación, podemos comenzar exponiéndonos a pequeñas cantidades de suciedad y luego ir aumentando gradualmente la exposición. Al enfrentar nuestras obsesiones de manera gradual, podemos desensibilizarnos a ellas y reducir su poder sobre nosotros.
Además, es importante buscar apoyo. El TOC puede ser un trastorno aislante, pero no estamos solos en nuestra lucha. Buscar ayuda profesional en una clínica especializada en TOC puede proporcionarnos herramientas adicionales y apoyo emocional para superar nuestros pensamientos obsesivos.
En última instancia, aprender a manejar nuestros pensamientos obsesivos implica un proceso continuo de autodescubrimiento y crecimiento personal. A medida que aprendemos a tomar control de nuestra mente, nos damos cuenta de que somos más fuertes de lo que creíamos, y podemos construir una vida plena y significativa a pesar de los pensamientos obsesivos.
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